"El Muro del Lago"
El Muro del Lago
Era un desierto, tan, pero tan grande, que se desconocía otro hábitat. En él habitaban muchas personas, de varias culturas, razas y lenguajes, organizadas en más de 100 tribus, con sus respectivos líderes. Y a su vez, los líderes formaban una asamblea general. Todas las personas tenían algo en común, algo que escaseaba pero era imprescindible para vivir, un tesoro muy preciado: el agua.
En el desierto llovía muy poco, habían épocas con sequías de meses e incluso años. El agua era vital, tanto para la agricultura, la ganadería y para el consumo humano. Cabe destacar que existían leyes, que prohibían la construcción de tanques con capacidad mayor a 200 galones, sin permisos. Los castigos para los infractores podían ser tan severos, que incluso podían senterciarlos a muerte. Existía un único lugar donde se podía encontrar agua en abundancia, tanta agua que podía satisfacer a toda la población: un lago en el centro del interminable desierto.
El asunto era que el lago estaba rodeado por un enorme Muro. Tan alto que era imposible escalar, tan grueso que era imposible atravesar, con cimientos tan profundos que era imposible cavar un túnel por debajo. Además de todo eso, estaba vigilado por guardianes todo el día, todos los días.
Se comentaba que aquel Muro, pertenecía a un anciano, quién se había proclamado dueño del Muro, tras varios años de guerra. El anciano nunca salía del muro, muy pocos podían verlo. Era un viejo feo, apestoso y egoísta. Rodeado de sus fieles guardianes, era el único que decidía a quién repartir el agua de su lago.
Este anciano sólo repartía agua a sus guardianes y a algunos líderes del desierto. A los líderes para mantenerlos serviles, en forma de soborno. Mientras que a los guardianes simplemente les prestaba por un tiempo, pero a cambio, estos debían devolver más agua de lo que recibieron, y en un tiempo establecido. Por lo general, si un guardián recibía 100 galones, luego debía devolver 110 galones, es decir, 10% más de lo recibido. Pobres aquellos guardianes que no devolvían su deuda en agua a tiempo, el anciano tenía a disposición siete verdugos, que se encargaban de torturar y asesinar a los morosos.
Los guardianes a su vez, eran los únicos que accedían al agua tras el muro, y eran los encargados de repartir a todo el mundo, pero todo tenía su precio. Aquellas personas que recurrían al préstamo de los guardianes debían devolver 20% más de lo recibido y en un tiempo establecido. Es decir, por cada 5 galones prestados, debían devovler 6. De no cumplir con la devolución a tiempo, las personas tenían dos opciones, ser sacrificadas o ser esclavas de los guardianes hasta saldar la deuda.
La esclavitud consistía en trabajar ocho horas diarias, forzosamente para los guardianes. Con una paga de 2 galones diarios, que eran destinados a saldar la deuda. Incluso habían personas que, una vez saldada la deuda, preferían seguir trabajando para los guardianes, ya que consideraban que los 2 galones diarios representaban buenos ingresos de agua para poder sobrevivir. Los trabajos en su mayoría consistían en la construcción de tanques, canales o acueductos para los guardianes.
Era un desierto sin libertades, totalmente controlado por un pequeño grupo de personas, que tenían en sus manos el recurso mas valioso, donde la población se encontraba esclavizada y sin escapatoria.
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