Que me mates a mates
Primero quiero
que me mates a mates,
un martes en Marte,
con guantes como antes.
Y sin vergüenza comienza,
durante un instante,
delante de semejante
insignificante ignorante,
una tregua que a yegua
repugnante y arrogante,
atragante y levante
a tan constante acompañante.
Ahora escondes a condes
y a brillates viajantes
en bastantes estantes,
como flamantes amantes.
Y dejas en rejas
al cantante, que cante
al excitante diamante,
no obstante, humillante.
que me mates a mates,
un martes en Marte,
con guantes como antes.
Y sin vergüenza comienza,
durante un instante,
delante de semejante
insignificante ignorante,
una tregua que a yegua
repugnante y arrogante,
atragante y levante
a tan constante acompañante.
Ahora escondes a condes
y a brillates viajantes
en bastantes estantes,
como flamantes amantes.
Y dejas en rejas
al cantante, que cante
al excitante diamante,
no obstante, humillante.
Comentarios
Publicar un comentario